Entrevista a Claudia Acuña, Presidenta de la Asociación de Revistas Culturales Independientes Argentinas y directora de la revista Mu que nos aclara distintos panoramas sobre la situación actual de las revistas culturales.
APU: Estamos tratando de problematizar sobre la situación de las revistas culturales independientes, no solamente de su contenido sino también de las dificultades que tienen en los distintos aspectos.
Claudia Acuña: Nosotros armamos AReCIA como una herramienta para trabajar, dar batalla pero también para construir formas comunes con todas las publicaciones que sean independientes y autogestionadas, para enfrentar grandes problemas que tenemos y por otro lado crear soluciones comunes. Nuestro gran problema no es distinto al de cualquier argentino, nuestro gran problema son las corporaciones. Salir de un paradigma de la concentración, cuyo eje emblemático fueron los años noventa pero que continúan hoy consolidándose otras formas de concertación, frente a lo que significa y, mucho más a nivel del periodismo, independiente, lo que significa la dispersión del poder que está representada en la palabra diversidad. Entonces salir de un paradigma para ir a otro implica muchas cosas, la primera pelearte con los malos, la segunda, que todo está armado para los malos, tenés que construir nuevas formas de comercialización, de distribución, de relación entre nosotros, en relación con el estado, en relación con los canales de distribución, de venta, de comercialización, con los mercados publicitarios que están todos acostumbrados a flexionarse de los que tienen la batuta. En estos momentos la batuta la tienen los públicos, no las empresas, la tienen los lectores, televidentes y, cuanto más jóvenes más batuta tienen porque migran todo el tiempo y crean nuevos canales de encuentro que no pasan por los intereses corporativos (luego los intereses corporativos tratan de capturarlo pero la gente se va). Lo concreto es que hoy mandan los públicos y eso a nosotros nos re conviene porque estamos en un momento maravilloso, porque tenemos nuestros lectores y lectoras, la verdad, en el lugar correcto, adelante nuestro, nosotros vamos atrás corriéndolos como un perrito siguiendo la huella y atrás nuestro nos corren con un bate de baseball las corporaciones que intentan que nada les compita, que nada les haga sombra, no hay enemigos chicos para ellos. Nosotros somos chicos pero somos muchos y juntos conformamos un sector que desmiente todo aquello que la corporación periodística afirma, por ejemplo la crisis del papel. Imaginate que si hubiera tal crisis no tendríamos trescientas setenta revistas asociadas en todo el país. La gente quiere leer, le interesa todavía conectarse, lo que no quiere es consagrar que un medio sea más importante que la sociedad, eso es lo que está sucediendo hoy, eso ya sucedió, es una realidad y lo que ahora nosotros tenemos que hacer es ponerse a la altura del desafío que nos plantearon nuestros públicos.
APU: ¿Qué marco legislativo hay en este momento?
CA: ninguno, por eso tuvimos que ser quien redacte un proyecto de ley. Está presentado en el parlamento con la firma de doce diputados, está casi considerado con una buena lectura de dos de las tres comisiones que lo tienen que tratar que son la de cultura y la de comunicación. La tercera se había trabado que es la de presupuesto y hacienda. Se había trabado porque nosotros pedíamos un descuento impositivo para el sector y decían que era imposible, imposible las bolas, como ya sabemos como son estas épocas, porque justamente fue el poder ejecutivo el que mandó una rebaja del IVA que nos considera a todos nosotros en una alícuota casi de la mitad, entonces a ese proyecto que tiene media sanción en diputados le falta la media sanción en el senado. Como vos sabés, este año el parlamento que se reúna es medio un milagro, bueno, hay que lograr ese milagro para que sancione esa media, con eso se caería el principal obstáculo que ya lo hablamos con el presidente de esa comisión que aceptó que a nivel legislativo parecía imposible pero a nivel ejecutivo se concretó y la ley estaría a un paso de que pudiera entrar a sesión de diputados antes de fin de año. Nosotros somos inútiles para el lobby político, porque no es nuestra vocación ni nuestro interés pero hemos dado la batalla al discutir con cada uno de los legisladores para que entiendan que esto es una decisión social, no es una prebenda. Las revistas que ya existimos vamos a seguir existiendo pero lo que cambia definitivamente con un marco legislativo propio es que de aquí en más a cualquiera que quiera emprender una publicación independiente va a comenzar desde otro marco, desde otro piso y no desde esta tragedia que se convierte día a día de sostener un medio independiente. Estamos construyendo futuro, no uno, diferentes futuros posibles; para la profesión, para el ejercicio del trabajo digno, sin que sea de rodillas, sin que sea a costa de tus convicciones pero también que no sea a costa de tus derechos. No queremos que el periodismo independiente sea sinónimo de precarización laboral. Nos parece que podemos hacer un futuro muy digno de esta profesión en todo sentido. Queremos también respetar lo que son las pautas que nos fija la ley, a los lectores hay que darles un periodismo de calidad, cada vez nos exigen más y queremos estar a la altura. Todavía nuestros contenidos dejan mucho que desear, tenemos que mejorar mucho y para eso hay que invertir y lo que estamos pidiendo es eso, un tiempo que nos permita invertir y lograr sostener a nuestros medios, encontrar el punto de equilibrio, no el nicho de mercado, porque el nicho está en el cementerio, es una palabra horrible, eso lo hace el proyecto marcial y así se está muriendo, lo que nosotros tenemos que encontrar es la escala de cada revista, cual es la escala que te sostiene y, en base a eso, empezar como sostenemos nuestros proyectos por nuestra propia vía.
APU: participando en algunas reuniones de AReCIA vi que uno de los grandes problemas es la distribución…
CA: No, eso no es un problema, eso es un calvario, (risas) el sistema corporativo, en particular desde febrero de este año, cuando hablo de las corporaciones hablo de Clarín y La Nación, ellos se comportan como una misma empresa, no hay diferencias. Para hablar clarito Clarín y La Nación se quieren quedar con el sistema de distribución y comercialización en Capital y lo están logrando, para poder hacer esa maniobra lo que hacen es: funden a quiosqueros endeudándolos, te dejan material, no te lo pasan a retirar, no te lo cobran, al año pasan; el quiosquero de cada ejemplar vendido tiene que devolver el 70% si no lo pasan a buscar te lo gastás y el 70% es mucha plata entonces logran endeudarlos y así se quedan con los quioscos. Logran endeudar a los recorridos, que son los camiones que llevan a los seis mil quioscos de Capital todos los días las publicaciones que salen, ya compraron tres. Mil quioscos cerraron por esto, porque prefieren cerrar a vendérselo a Clarín y la Nación. Fíjate los canillitas la conciencia que tienen, sin enemigos mortales de la corporación desde hace años. Y otros trescientos quioscos de capita y gran Buenos Aires ya compraron. Lo que yo llamo “Recorrido teflón” lo que es la zona norte, Barrio norte, Belgrano, básicamente lo compraron. Te vas a dar cuenta porque si ves las revistas que están colgadas no hay una, ni una que no esté editada por las corporaciones, además, se comieron títulos, no han generado ningún título nuevo. Hace cinco años Clarín y Nación no tenían ni una revista, hoy tienen entre treinta y cinco y cuarenta títulos, ninguno los creó, ninguno se les ocurrió, todos los compraron a precio vil, fundiéndolos, como decir “a vos no te da la espalda, no podés vender porque tenés una asfixia a nivel distribución, te conviene que yo te reparta”
APU: Es más o menos el mismo modus operandi que hacía el Grupo Clarín con los diarios del interior.
CA: Exacto y ahora la hace con las revistas, entonces imagínate que son mafiosos, te dicen “te asociás o no vendés” imagínate, si no te exhiben en quiscos, también te pegan en la parte de publicitaria porque no tenés visibilidad. Todas estas cosas las están consiguiendo, no hay quien los pare, dentro de un marco normativo que el gobernó debería aplicar. Vamos a decirlo claramente, como no está (Guillermo) Moreno, Moreno somos nosotros. Tenemos que ir y hacernos los locos para que suban las revistas arriba de los camiones para que las repartan, entonces vos terminás de escribir, terminás de editar, terminás de imprimir en alguna imprenta recuperada, cooperativa, en forma auto gestiva y tenés que salir a los centros de distribución a verificar que te suban las revistas a los camiones. Esa es la desigualdad, nosotros no tenemos gerente de distribución, pero además los gerentes de distribución de Clarín y La Nación no tienen que laburar porque ellos son los dueños. Nosotros no podemos dormir. Y todo eso es dentro de las revistas que están en el circuito, somos trescientos setenta que integramos AReCIA, las que se reparten en el circuito comercial son solo treinta y cinco. A las demás algunas no las dejan entrar, unos cuarenta títulos serán y a las demás no les interesa porque para qué te vas a ir a pelear ahí, donde podés salir perdiendo y además te hacés mala sangre, perdés energía, perdés contacto, porque hay un montón de revistas que te vuelven sin vender, ni las reparten, a vos te cuesta producirlas y ni tenés expectativas de venta sobre ellas.
APU: ¿Y qué medidas se pueden tomar para que esto no pasa?
CA: Lo que estamos armando es otro circuito de distribución, nuestro, propio: ferias, contacto con los lectores, hicimos un convenio con Correo Argentino para poder enviar con descuento las revistas. Porque cualquier cosa que permita tener contacto con tu lector implica tener que saltar el “piquete” que te hace Clarín y La nación. Son piqueteros, para usar un término despectivo de ellos, ayer un compañero de La Vaca decía “esto es terrorismo” porque vienen los canillitas acá a pedir la revista, no le llega. Ponele el nombre que quieras, para mí son mafiosos, pero también es cierto que es un síntoma de su desesperación porque nosotros estamos creciendo, vendiendo cada vez más, el vínculo que tiene cada revista independiente con sus lectores es muy fuerte y eso no lo puede concretar hoy la prensa comercial. Hoy es una pelea a muerte, ellos o nosotros y esa pelea no la definimos nosotros, la define el lector y ya nos eligió a nosotros.