Publicado por Secretaría de Cultura de la Nación

El martes 15 de mayo, ingresó en la Cámara de Diputados el proyecto de Ley de Promoción de la producción independiente y autogestiva de comunicación cultural por medios gráficos y de Internet. Presentado por AReCIA (Asociación de Revistas Culturales Independientes de Argentina) y con el impulso del diputado Jorge Rivas, el proyecto llevó la firma de Agustín Rossi, Héctor Recalde, Mara Brawer, Adriana Puiggrós, Liliana Ríos, Remo Carlotto, Juan Carlos Junio, Carlos Heller, María del Carmen Bianchi, Silvina García Larraburu, Edgardo Depetri y Omar Plaini.

Además de los diputados nacionales, estuvo presente en el acto, Rodolfo Hamawi (Director Nacional de Industrias Culturales) y editores de, entre otras, las revistas Garganta Poderosa, Nan, Kiné, MU, Barcelona, THC, Dale, El teje, VAS, Ají, Clítoris, Fandom, Cítrica, Cultura Lij.

En sus fundamentos, el proyecto señala que una Ley de rescate de las revistas culturales, que permita su encuadre en el marco de una industria como la audiovisual o la editorial, significaría el “reconocimiento a la edición cultural independiente y autogestiva que ha permitido expresar voces, producciones y realidades que encuentran en estos espacios el apoyo necesario para difundir la multiplicidad de creaciones culturales que nos enriquecen (…).

No se trata sólo de ideas, sino de futuros posibles. La edición cultural independiente y autogestiva es, por eso mismo, diversa y múltiple; crítica y comprometida. Es un hecho que hasta hoy esa heterogeneidad ha sido posible gracias a un doble esfuerzo: de editores y de lectores. No hay publicación cultural independiente y autogestiva sin públicos capaces de sostenerla. La presente ley es, entonces, una forma de saldar –y también reconocer– la fortaleza de ese vínculo.

Pero toda ley es, además, una política hecha acto. Esta viene a señalar, visiblizar y consagrar socialmente que otra forma de comunicación es posible. Una forma de comunicación que aliente el desarrollo de un tipo de profesional capaz de gestionar en grupo una empresa social que responda solo a los intereses de su comunidad de lectores.

Una forma de comunicación que no aliente la competencia, sino la convivencia de diferentes modos de percibir y expresar la vida. Una forma de comunicación que no busca el lucro, sino la sostenibilidad de cada proyecto. Una forma de comunicación cuya medida de éxito no es el crecimiento individual, sino el colectivo: las publicaciones culturales independientes y autogestivas serán cada vez más importantes si crecen en cantidad de títulos porque así se estarán multiplicando públicos, ideas y creaciones”.

Son más de doscientos los títulos que se editan en todo el país. Detrás de cada uno hay una organización social, una reunión de vecinos, una cooperativa, un colectivo de artistas, una universidad, un emprendimiento comunitario o, incluso, individual. La política, la cultura, la vida social, las disyuntivas de género, la literatura, la música, el humor, las artes plásticas, el cine, el teatro, la filosofía, la historia, son algunas de las materias que las conmueven y cuyas páginas ponen a circular. Se trata de un periodismo a medida de las circunstancias y no de los intereses. Un periodismo escrito a partir de deseos, necesidades, percepciones acerca del mundo, ideas, conjeturas.

Saberes que se comunican en distinta frecuencia, según el caso, pero que inexorablemente inauguran una mirada que resiste la interpretación hegemónica de “la realidad” que brindan los grupos mediáticos concentrados. Es a través de las revistas culturales, que se abre un campo de lectura y análisis del presente basado en información genuina y cuyo interés sólo puede medirse en términos de construcción de un porvenir más sano.

La Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación, desde la Dirección Nacional de Industrias Culturales, suscribe y acompaña este proyecto de Ley en la convicción de que otra comunicación es posible y que, para eso, trabajan las revistas culturales de todo el país.