“El trabajo de producción independiente y autogestiva de comunicación cultural debe ser objeto de protección para garantizar la diversidad cultural. Es necesario que se aliente desde las políticas públicas la autogestión de este tipo de proyectos”, afirmó Abraham Gak, profesor honorario de la UBA, ex rector del Carlos Pellegrini, integrante del Grupo Fénix, director de la revista Voces del Fénix y defensor del Pueblo de Morón, al momento de respaldar la Ley de Fomento para la Producción Autogestiva de Comunicación Social por Medios Gráficos y de Internet que espera su tratamiento en la Cámara de Diputados.

Gak sostiene que la ley impulsada desde la Asociación de Revistas Culturales Independientes de Argentina (AReCIA) es “complementaria” de la plenamente vigente Ley de Medios que “colabora en la posibilidad de que las organizaciones sociales tengan su voz pública, pero ello no alcanza; sabemos que se necesitan recursos, apoyo adicional, incluso técnico, porque si no sería una asimetría en las posibilidades desde el punto de vista profesional”. En el mismo sentido, en su carta de respaldo a la norma sostuvo: “Las empresas sociales formadas para dar origen a estos proyectos culturales independientes necesitan de un contexto que las fortalezca y les permita sustentarse, frente a un mercado de medios altamente competitivo en cuanto a costos de impresión y distribución”.

La ley de fomento a las revistas culturales fue presentada por el diputado del Frente para la Victoria (FpV) Jorge Rivas en mayo y cuenta con el respaldo de más de una decena de diputados: Héctor Recalde, Remo Carlotto, Mara Brawer, Adriana Puiggrós, Liliana Ríos, Juan Carlos Junio, María del Carmen Bianchi, Carlos Heller, Silvina García Larraburu, Edgardo Depetri y Omar Plaini. Además, el proyecto tiene las adhesiones de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y las universidades nacionales de Lomas de Zamora, Quilmes, La Plata, Entre Ríos y Córdoba. También recibió el respaldo del IUNA y la Fundación Walter Benjamín.

En una breve entrevista, el profesor honorario de la UBA nos habló del rol fundamental que tienen las revistas culturales para la libertad de pensamiento, la pluralidad de voces y la democracia a partir de “contrarrestar el pensamiento único” impuesto desde los medios monopólicos.

-Recientemente, en una editorial de la revista Voces del Fénix, escribió que “el mundo mediático” tiende a uniformar a los ciudadanos, a los consumidores culturales: ¿En qué lugar ubicaría a las revistas culturales? ¿Y en qué lugar a sus lectores? 

-Lo importante en este sentido, claramente, es la voz independiente real que se sobrepone a la presión de la unificación de discursos, que los sectores del poder manifiestan. Simplemente con observar cómo un tema determinado, verídico o no, se introduce y rápidamente aparece reproducido casi con las mismas palabras en otros medios, uno se da cuenta de que hay un comando unificado. Romper ese comando unificado a través de presentar otras voces independientes me parece fundamental. De modo que es la labor de estas entidades contrarrestar el pensamiento único, porque en definitiva lo que se intenta es instalar un pensamiento único a nivel cultural. Hace que necesariamente se necesite un público con esas mismas aspiraciones, y para eso introducir el sentido crítico, la autocrítica permanente por parte de los lectores también es fundamental.

-También señaló que “la cultura es una herramienta central para consolidar el sentimiento de pertenencia a una comunidad”, entonces, ¿Cuál es la importancia de una política pública que garantice y aliente la producción, publicidad y circulación de las revistas culturales en todo el país? 

-La pregunta tiene introducida la respuesta en ella: es fundamental. Esta forma de poder dar voz a las distintas voces, introduce dos elementos cruciales: uno es el de la libertad de pensamiento; y el otro es el de convivir con distintas formas de ver, culturalmente, la pertenencia a un núcleo común que es el país. De modo que no hay contradicción en la presentación individual de cada sector con el sentimiento en común de unidad nacional. Es lo que el economista Aldo Ferrer define como “densidad nacional”, que se sobrepone y convive positivamente con esta diversidad de voces que la libertad y las posibilidades actuales de nuestro país nos permiten. En definitiva estamos hablando de un ejercicio real de la democracia.

-El rol de los medios hegemónicos y, como contraposición, las radios y televisoras comunitarias salieron a flote con el debate en torno a la Ley de Medios. ¿Qué lugar ocupan en la historia las revistas culturales?

-Todo lo que hemos hablado plantea la licitud, por un lado, y la imprevisibilidad, por el otro, de ese tipo de expresiones. Uno habla de revistas, pero podemos pensar en muchas formas… uno de los temas fundamentales es introducirse en los programas de las escuelas de modo que los chicos se vayan formando en esta mirada más profunda de su integridad propia y, al mismo tiempo, que lleguen a ser adultos que tengan los conocimientos básicos para poder discernir lo que se quiere introducir a lo que ellos libremente quieren leer y conocer. No existe una posibilidad de democracia profunda, permanente, constante si previamente no hay una conformación y una presencia cultural, en la que las revistas son imprescindibles.

 

DATOS DEL SECTOR DE REVISTAS CULTURALES

  • 241 títulos producidos, según el Registro Nacional de la Secretaría de Cultura de la Nación.
  • Tirada promedio del sector: 350 mil ejemplares mensuales.
  • Readership (lectores) promedio: 1.400.000 mensuales.
  • Aporte del sector a la industria gráfica pyme regional: 1.750.000 pesos mensuales.

 

EJES CENTRALES DE LA LEY DE FOMENTO A LA PRODUCCIÓN AUTOGESTIVA DE MEDIOS GRÁFICOS.

  • La ley aboga por políticas públicas destinadas a fortalecer el sector de la producción de comunicación cultural autogestiva: fomentándolo, protegiéndolo, impulsándolo.
  • El concepto de Autogestión define quiénes pueden ser beneficiarios, pero también quiénes no. La comunicación cultural independiente se sostiene sin patrón y con el objetivo de crear vínculos que fortalezcan una producción de la información fundamentalmente social y más democrática.
  • Es necesario garantizar nuestros derechos por escrito; establecer un contrato social. Como señala el primer artículo de la ley, es importante “declarar de utilidad colectiva e interés nacional la producción autogestiva de comunicación cultural independiente por medios gráficos”. Allí radica el sujeto, objeto y sentido de lo que proponemos.
  • La finalidad del proyecto se centra en el desarrollo integrado, equitativo y eficiente de la estructura productiva. Ese desarrollo debe sostenerse en cuatro patas fundamentales: un tratamiento impositivo más justo para con el sector, un sustento económico de parte del Estado destinado a redistribuir los recursos destinados a los medios de comunicación, el acceso prioritario a licitaciones y concursos, y el acercamiento de los mecanismos de difusión y circulación estatales a través de sus instituciones (bibliotecas, correo, etc.)

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