“Cada audiencia me siento peor, estoy podrida del manoseo de la justicia, pero ya estamos en la recta final” dice a lavaca Sandra Zapata, la madre de Paula Martínez, que tenía 18 años cuando fue drogada y violada por un grupo de hombres en 2016. Desde que los denunció sufrió amenazas por parte de ellos y sus familiares. En diciembre de 2021, agobiada, sin justicia ni contención estatal, se terminó suicidando. El juicio comenzó en abril de este año, y el próximo martes 31 mayo, a las 12, se dará a conocer el veredicto. Explica Sandra en referencia a los acusados y sus defensas: “Lo único que quisieron hacer fue ensuciarnos» y relata en esta nota la situación de terror y ataques de pánico en los que vivía su hija. Sobre los jueces: «Ahora necesitamos que den una condena ejemplar. 

El viernes 10 de diciembre del 2016 Paula Martínez, 18 años, fue a la fiesta de cumpleaños de su vecina; la cita era frente a su casa en el barrio San Rafael, Florencio Varela, pero la noche terminó en otro lugar: Paula fue drogada y trasladada a un domicilio donde fue violada por un grupo de ocho varones.

Al día siguiente hizo la denuncia en la Comisaría 2, señalando a los seis hombres que pudo reconocer: Gonzalo Daniel Sandoval, Cristian Chávez, Rubén Chávez, Diego Domínguez, Gustavo Carbonel y Mauro Nahir Goncalves. Este último, de oficio guardia comunal, estuvo prófugo durante cinco años, pero fue encontrado días después del comienzo del juicio. Todos están imputados por el delito de abuso sexual con acceso carnal agravado por la participación de dos o más personas, privación ilegitima de la libertad y desobediencia.

Cuando en 2016 Paula fue a denunciar el hecho, los cinco violadores aparecieron en la comisaría. Así comenzó el calvario y el hostigamiento sistemático que la llevaría a quitarse la vida cinco años después, en diciembre del año pasado.

El Poder Judicial fue lento en dar respuestas. El juicio por la violación comenzó el pasado 4 de abril -mucho después de que Paula se quitara la vida- en el Tribunal Oral en lo Criminal número 4 de Quilmes y la fecha de sentencia está programada para el próximo martes 31 de mayo.

La mamá de Paula, Sandra Zapata contó a lavaca después de la última audiencia del martes 24, donde se presentaron los alegatos de las partes, que le cuesta mucho sobreponerse a la intensidad de las jornadas. “Cada audiencia me siento peor, estoy podrida del manoseo de la justicia, pero ya estamos en la recta final”.

También contó que durante los alegatos los defensores de los abusadores, “lo único que quisieron hacer fue ensuciarnos, dijeron que Paula solo quería fama y plata”. La defensa de los imputados se basó en asegurar que no estuvieron presentes en la casa a donde trasladaron y abusaron de Paula. Los testigos que presentaron fueron las madres de los acusados y un policía amigo de los mismos, quienes afirmaron que en ese momento se encontraban comiendo medialunas con sus madres o paseando por La Plata con un amigo. 

Gonzalo Daniel Sandoval es el único que afirmó haber tenido relaciones sexuales consentidas con Paula ya que en las pericias de la ropa arrojan ADN positivo. También se encontró ADN de dos personas más que hasta el momento no están identificadas. La familia de Paula exige que se siga investigando para reconocerlas y juzgarlas.

El fiscal Claudio Pelayo es quien lleva adelante la causa de la familia de Paula, ya que no pudieron pagar un abogado. Cada acusado, en cambio, tiene su abogado particular. El fiscal solicitó penas de 25 años de prisión para Daniel Sandoval, Rubén y Christian Chávez y Diego Domínguez. Para Gustavo Carbonel se pidieron 24 años. Por la situación de Mauro Nahir Goncalves, se desarrolla otro juicio ya que estuvo prófugo cinco años y fue encontrado con el proceso judicial en curso.  Todos los abogados de los imputados pidieron la absolución para sus defendidos.  Según Sandra, Pelayo logró en la jornada de los alegatos, ser la voz de Paula y de toda su familia. “Ahora necesitamos que los jueces den una condena ejemplar”, aseguró.

“Me hubiese gustado que ella esté acá siguiendo con su pedido de justicia como todos estos años, pero ella estaba aterrada, tenía ataques de pánico, estaba muy agotada, no podía dormir sola  y ya ni siquiera mi presencia la calmaba: tenía muchísimo miedo. Ahora la entiendo más que antes. Mi hija se fue de este mundo sin ninguna ayuda”, expresó Sandra, quien actualmente está viviendo en la misma casa donde su hija se suicidó. La asistencia económica y habitacional que deberían haber recibido brilla por su ausencia. Este martes se sabrá en qué medida el tribunal será capaz de hacer justicia.