75 divisiones del colegio Carlos Pellegrini se sumaron a acompañar la medida de distintos colegios bajo la órbita del gobierno porteño de tomar el colegio, pernoctar y reclamarle a la ministra Soledad Acuña una mesa de diálogo. Hasta ahora, la respuesta del ejecutivo de la Ciudad fue denunciar penalmente a las familias, pero nada sobre los reclamos: más presupuesto edilicio, más viandas, el fin de las pasantías precarizadoras, basta de ajuste, basta de persecución. Crónica de cómo deliberan les jóvenes, cómo se organizan y qué proponen como parte de un movimiento.

Fotos: Sebastian Smok

“A partir de ahora, la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini está tomada”, dice Micaela, presidenta del Centro de Estudiantes, hoy, a las 16.32 horas. 

Ovación. 

Está sentada con las piernas cruzadas, sobre una mesa de material, en el patio de la escuela. Frente a ella, el piso lleno de pibis sentados con la mano levantada acaban de votar la toma de la escuela, hasta el 30 de septiembre cómo fecha límite, luego de tres años sin tomas del establecimiento.  

La votación llega después de una hora de asamblea del turno tarde. Horas antes había votado el turno mañana. Después le tocaría al vespertino. Todos con el mismo resultado.

Cada turno del Pellegini tiene alrededor de 800 alumnes. Las asambleas fueron masivas; en la del turno tarde, en el patio no había lugar libre; aun así dedicaron tiempo a nombrar a cada comisión para que levantara las manos y chequear que el quórum estaba garantizado. 

La asamblea fue resolutiva, pero también informativa. Con estas palabras la definió Micaela: “Llegamos hasta acá por la situación de las escuelas de Capital, porque el gobierno no los está escuchando, porque la Ministra no los quiere escuchar”. 

El Pellegrini no depende del Gobierno de la Ciudad: como colegio universitario depende de la Universidad de Buenos Aires. Dolores, vicepresidenta del Centro de Estudiantes, pregunta: “¿Quién conoce a alguien que vaya a un secundario de la Ciudad?”. 

Las manos arriba. Entonces remata: “Entonces es un error no luchar con nuestros compañeros”. 

Parte de un movimiento

El último viernes, les estudiantes del Colegio Mariano Acosta tomaron el establecimiento reclamando mejoras edilicias, viandas suficientes y de calidad, las prácticas laborales obligatorias y no rentadas, y más presupuesto. El gobierno porteño, con la ministra Soledad Acuña a la cabeza, respondió denunciando penalmente a las familias de quienes tomaron la medida de la toma. Además, les cortaron la luz apenas se definió la toma y aparecieron mensajes intimidantes en los parabrisas de los autos de padres, madres y autoridades. 

Ante la medida punitoria, el reclamo no hizo más que multiplicarse: les estudiantes tomaron también la Escuela Normal Superior Lenguas Vivas Sofía Esther Broquen de Spangenberg, conocida como «Lengüitas», el colegio Mariano Moreno, la Escuela Superior Especializada en Cerámica N° 1, la escuela Federico García Lorca, la Escuela Ernesto Padilla, y el Liceo 5 Pascual Guaglianone. 

Por otro lado, los centros de estudiantes de más de diez colegios confirmaron un pernocte para esta noche con el objetivo de que la ministra Acuña reciba al alumnado; para que se discuta el presupuesto de educación 2023, se abran mesas de diálogo sobre las prácticas laborales obligatorias no rentadas y se dupliquen las viandas, según informaron desde la Coordinadora de estudiantes de base (CEB).

Entre las instituciones que anunciaron el pernocte se encuentran la Escuela Normal Superior en Lenguas Vivas Nº 1 «Roque Sáenz Peña», la Escuela Julio Cortázar, la Escuela de Teatro Niní Marshall, el colegio Luis Pasteur, la escuela Normal Superior N° 8, la Escuela de Educación Media N°7 «María Claudia Falcone» y las Escuelas de Danzas N° 1 y 2 de la Ciudad de Buenos Aires, y la Escuela de Música Juan Pedro Esnaola. 

Este contexto y este movimiento definió la toma también la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini. Dice Dolores, vice del Centro de Estudiantes: “Quiero celebrar que haya llegado la discusión política a todas las comisiones”.

Y, haciendo propio el reclamo del resto de los colegios, reclama que se pueda abrir una mesa de diálogo. 

“No podemos decidir no hacer nada”

El micrófono gira durante la asamblea. 

Laucha dice: “Estamos frente a una nueva lucha para defender la educación pública. Tenemos que pensar qué educación queremos: da bronca que lo que nos proponen es enseñarnos el trabajo precarizado”. También enmarca las responsabilidades del Gobierno porteño y las del Ejecutivo Nacional: “Que la plata vaya a educación, no al FMI”. 

Martu dice que “somos parte de una juventud que le tiene que marcar la cancha al Gobierno de Horacio Rodriguez Larreta”. 

Invitada a participar, una alumna del Colegio Mariano Acosta da más dimensión del reclamo: “Somos casi 1000 alumes y llegan 400 viandas. Les pibis se cagan de hambre”. 

Otra jóven convoca: “Nos toca hacernos cargo poniendo el cuerpo: llenemos la toma de contenido, de información y de debate”. 

Magui señala la hipocresía partidaria: “Hace diez días subían flyers por la noche de los lápices y ahora hacen estas cosas. No estamos queriendo perder clases, tampoco perder una prueba: estamos queriendo que nuestros compañeres estudien como se debe”. 

No acaparar: acompañar

“Estábamos dudosos de si hacer una toma o un pernocte porque el conflicto no nos afecta directamente al depender de la Universidad de Buenos Aires y no de la Ciudad. Pero nos pusimos a pensar, discutimos mucho. Si hay algo que no faltó dentro de los cursos fue discusión política y las 75 divisiones del colegio están convencidas de que teníamos que llegar a esta instancia”, relata a lavaca Dolores, vicepresidenta del Centro de Estudiantes. 

¿Por qué era importante acompañar? 

Hemos acompañado a nuestros compañeros en cada reclamo y lucha. Es un problema supra estructural y no involucrarnos sería un error como juventud y como militantes. Nosotros no tenemos el problema de que no nos llegan las viandas o se nos caen los techos. Sí tenemos el problema de que el macrismo gobierna la Ciudad de Buenos Aires y que la mayoría de nosotros no conocimos la ciudad sin macrismo. No conocemos otro proyecto político. Y sí conocemos lo que fue la Nación con el macrismo: yo entré al colegio en 2017 y a las dos semanas de clase me estaba movilizando por el 2×1, meses después por Santiago Maldonado, entraban policías a los colegios, había persecución a los centros de estudiantes. No queremos acaparar la lucha porque no nos toca directamente, pero sí queremos acompañar a nuestros compañeros.

¿Cómo leen la situación actual?

La situación para nosotros es más que preocupante y quedarnos en el molde sería un error político. Nunca lo hicimos y no lo vamos a hacer ahora. No queremos perder clases. Para nosotros es muy importante la educación pública. Pero creemos que la educación pública se defiende y se defiende con lucha y organización. No vamos a tolerar que a nuestros compañeros de quinto año los manden a limpiar baños en hoteles, a hacer sándwiches para viandas. No vamos a tolerar que no les lleguen las viandas, que no puedan comer: por todas esas razones decidimos la toma.

¿Cómo es el diálogo con los otros centros de estudiantes? 

Participamos de la CEB, la Coordinadora de Estudiantes de Base, dónde se nuclea la mayor parte de los colegios de Capital Federal. Tenemos un diálogo muy fluido. Asistimos a las reuniones todos los sábados. Estamos en constante articulación. No queremos acaparar su lucha -repite-, no somos protagonistas pero sí nos involucra profundamente. Somos un centro de estudiantes muy grande, me atrevería a decir que el más grande del país. Y creemos que podemos aportar visibilidad. 

Los reclamos

Con la toma votada por amplia mayoría, se votan finalmente las consignas que sostienen la toma:

– Basta de persecución política 

– La educación no aguanta más

– Con hambre y sin techo no se puede estudiar, trabajo gratuito no es educar.

– Más presupuesto para la educación.

– Basta de ajuste para la educación. 

– Plata para la educación, no para el FMI. 

Después, se votan los objetivos que estableció la Coordinadora de Estudiantes de Base: : 

– Que la Ministra Acuña los reciba 

– Discutir el presupuesto de educación 2023

– Mesas de diálogo de los ACAP (prácticas laborales) y reformas inconsultas con las comunidades, y que hayan mesas específicas para las artísticas y técnicas.

– Duplicación de las viandas 

Aun con las manos arriba se establecen las reglas que acompañarán la medida de fuerza. 

La comisión de seguridad es la encargada de la entrada y salida, de que no haya adultos y adultas, de hacer guardias y de que solamente se use la planta baja del edificio. 

La comisión comida garantizará cada almuerzo y cena. 

La comisión limpieza está a cargo de cuidar el colegio y los espacios. 

Micaela, presidenta del Centro de Estudiantes, habla claro: “Hay que cuidar el colegio: es una forma de cuidar nuestros reclamos. Acá no entran sustancias. No se toma alcohol. Bancamos la medida, y cuidamos nuestra legitimidad”.