Paola Tacacho fue asesinada por Mauricio Parada, en Tucumán,luego de haber hecho 15 denuncias en su contra. Por eso, el juez Juan Francisco Pisa acaba de ser destituido por la justicia provincial tucumana, ya que intervino en el caso y no tuvo en cuenta el contexto de violencia machista y acoso que derivó previsiblemente en el femicidio. “Es un precedente para toda la provincia y para todo el país», dicen las organizaciones de mujeres de Tucumán. Y su madre: «Ahora vamos por el resto: quiero respuesta de todos los responsables. A mi hija nadie me la devuelve, pero hoy siento esperanza”.

La justicia de la provincia de Tucumán destituyó al juez Juan Francisco Pisa por su actuación en las denuncias que había efectuado Paola Tacacho antes de ser asesinada por Mauricio Parada Parejas.

El Jurado de Enjuiciamiento consideró que el Juan Francisco Pisa incumplió con los deberes a su cargo por vulnerar el derecho a la tutela judicial efectiva; por no observar las condiciones de vulnerabilidad de Tacacho; y por no abordar con perspectiva de género el tratamiento de la causa.

“Yo estaba convenciada que iba a ser destituido”, dice a lavaca Mariela, mamá de Paola Tacacho, que llegó desde Salta a Tucumán para estar presente el día del veredicto. El proceso fue largo: a Pisa se le leyó la acusación el pasado 26 de agosto.

“Esto es un paso para adelante. Se abrió la puerta de la justicia para mi hija, justicia que se le negó durante 5 años. La lucha no se termina con la destitución: es un precedente no solo para Tucumán sino para el país. Es muy importante. Y ahora vamos por el resto, quiero respuesta de todos los responsables: fiscales y fiscalas”.

Cinco años de denuncias A Paola Tacacho la asesinó el viernes 30 de octubre Mauricio Parada Parejas, un ex alumno de la carrera de traductorado de inglés en el Colegio Mark Twain de la capital tucumana.

Fueron al menos seis puñaladas. Luego, el asesino se suicidó.

La historia

Según la familia, Parada se obsesionó con Paola y la acosó durante cinco años. En redes sociales la amenazó de muerte a ella y a su familia. La perseguía en sus rutinas diarias.

La joven de 32 años, -oriunda de Salta pero que vivía y trabajaba en Tucumán- había realizado 15 denuncias (por acoso y violencia de género, por desobediencia judicial y amenazas) entre 2015 y 2020. La última fue en mayo del mismo año que la asesinó.

El Estado no la protegió.

Solamente una de las denuncias llegó a juicio. Fue ahí cuando el juez Pisa resolvió absolver a Mauricio Parada en la causa por “desobediencia judicial” sin tener en cuenta el resto de las denuncias que Paola había hecho, y sin tener en cuenta las pruebas y testigos que se habían presentado para dar cuenta de que incumplía las restricciones de acercamiento.

Paola vivió un infierno. Durante cinco años caminó con miedo por la ciudad, cerró todas sus cuentas de redes sociales, hizo denuncias. Su familia cuenta que se sentía tranquila solo cuando estaba de vacaciones, lejos de su acosador y femicida.

La noche del viernes 30 de octubre, cerca de las 21 horas, Paola salió del gimnasio y se encontró, una vez más, con Mauricio esperándola, agazapado.

Intentó evadir el encuentro, pero él la siguió, acosándola. Las cámaras de un comercio registraron cómo luego de una breve discusión, ella empezó a caminar y Parada la tomó por atrás, le descargó una puñalada en la espalda y otras en distintas partes del cuerpo. La dejó tirada y se fue caminando. Los vecinos intentaron auxiliarla. Otros, que lo vieron escaparse, lo acorralaron pensando que era un ladrón. Al verse rodeado sin salida, se clavó con fuerza en el pecho el mismo cuchillo con que había matado a Paola.

Parada murió prácticamente en el acto; Paola se desangró en plena calle del centro de San Miguel de Tucumán, en Monteagudo al 500.

Dice Mariela, su mamá: “Desde el 30 de octubre del 2020 decidimos emprender el camino de la lucha, porque es la única forma de enfrentar la impunidad. Esta lucha la impulsamos con mi familia, y con todas las organizaciones. Esto es un logro de todos, de todas. Y hace unos días ya se sentía que todos los tucumanos querían la destitución. Paola era una persona muy querida y respetada. Su femicidio dejó al descubierto la violencia institucional que viven todas las mujeres que sufren violencia de género. El caso de mi hija eso estuvo muy patente, era demasiado”.

Tucumán, jardín de la impunidad

La destitución del juez Pisa se leyó desde la calle como una conquista en una provincia que tiene una cantidad alarmante de funcionarios de todos los poderes –ejecutivo, legislativo y judicial- denunciados. Algunos de ellos: el ex gobernador Alperovich, el actual legislador Ricardo Bussi, el intendente Najar, el juez Estofán, el defensor Navarro Ávila, el concejal Romano.

“Es muy contradictorio el festejo de la destitución de un juez que no cumplió y que lo que ocasionó eso fue una muerte. Pero es un precedente para toda la provincia y para todo el país, cuando la justicia hace lo que corresponde las cosas salen bien. La destitución para nuestra provincia significa mucho, es un mensaje que la justicia le da a jueces y fiscales, pero nos queda mucho para avanzar por eso nuestra agenda tiene que ser con una reforma judicial”, dice a lavaca Leonor Cruz, de la Multisectorial de Mujeres de Tucumán.

Mariela, mamá de Paola vuelve a Salta con las banderas en alto. “Yo levanto la bandera de justicia por mi hija y por todas las madres que perdieron a sus hijas de una manera inesperada y brutal. Esto que vivo hoy no es felicidad; este año trascurrió entre rápido porque queríamos justicia, que la causa no quede en el olvido; y lento por el dolor: tenés que aprender a vivir con el dolor y la ausencia. A mi hija nadie me la devuelve, pero hoy siento esperanza”.

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