Miles de residentes y concurrentes profesionales de la salud marchan por ciudad de Buenos Aires en reclamo de mejoras salariales y condiciones dignas de trabajo. El objetivo es visibilizar su rol fundamental en el sistema de salud y lo hacen de modos creativos (video). Un nuevo episodio de la lucha histórica por trabajo digno de quienes hace menos de dos años recibían aplausos desde los balcones.
Una multitud se junta alrededor del Congreso de la Nación. Personas arrodilladas frente a almohadones. El objetivo es muy simple: repasar colectivamente el proceso de resucitación cardiopulmonar, pero en este caso el paciente es el sistema de salud.
Más de un tercio de los profesionales de salud que atiende en hospitales y clínicas está compuesto por residentes o concurrentes. Ambos son parte del sistema de salud pero el concurrente lo hace sin percibir salario y sin seguro laboral. Increíble pero real.
En la ciudad de Buenos Aires hace 6 semanas que los residentes y concurrentes en salud están peleando por un salario digno, mejores condiciones de trabajo y visibilización de las tareas. Hace 8 días que la medida consiste en realizar paro sin guardias.
Los principales puntos del reclamo:
Sueldos
Carlos Luis Matías Giménez es residente de 4to año en el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, e integrante de la Asamblea de Residentes y Concurrentes, una organización independiente que lucha por los derechos de lxs trabajadores. Explica así el inicio de esta historia: “La asamblea empezó cuando nos juntamos a analizar los recibos de sueldo, viendo cuánto cobrábamos y calculando un estimado de las horas que trabajamos. Dependiendo la especialidad, contando las horas de actividad diaria y guardias de 24 horas, trabajamos entre 360 y 400 horas mensuales. Cuando hicimos el análisis inicial en octubre, el cálculo dio por resultado que cobramos entre $280 y $300 la hora”.
Muchos de quienes perciben estos salarios mantienen a su familia y alquilan en la ciudad de Buenos Aires donde, debido al costo de vida, apenas les alcanza para llegar a fin de mes. Una de las consecuencias es por ejemplo el pluriempleo, que implica buscar guardias extra por fuera de la residencia.
A pesar de que los residentes reciben su sueldo del distrito más rico del país, palidecen en contraste al resto. Los mismos puestos de trabajo en hospitales públicos que no dependen del Gobierno de Ciudad -incluso aquellos que trabajan parcialmente con la Ciudad, llamados hospitales nacionales, como el Garrahan o el Posadas-, ganan mejor por el mismo trabajo.
El primer reclamo se planteó con una cifra que pudiera permitir un pliego dinámico en la negociación. La asamblea pidió un sueldo de $290.000 de bruto para que al trabajador de salud le queden $200.000 neto. El gobierno porteño no se mostró dispuesto a un diálogo bidireccional. El 1° de noviembre siete delegados fueron “recibidos” para “negociar”. Las comillas tienen sentido: no solo no hubo posibilidad real de negociado, sino que se los atendió en el hall de entrada. Luego el gobierno efectivizó, sin consenso de la comunidad de salud, una propuesta. Mientras les trabajadores siguen marchando.
La situación laboral
Aymará Agulló es residente de primer año de la carrera post-básica de Terapia Intensiva Pediátrica del Hospital Gutiérrez. Es su segunda residencia. Además del reclamo salarial, le preocupa la invisibilización de la situación laboral del residente en el día a día. “Los residentes somos históricamente los cubre-baches del sistema de salud. Esto no se nos reconoce salarialmente y muy pocas veces en los hospitales. Hay un mandato general de que ese es el precio que tenemos que pagar por ser residentes: y la verdad que es un precio muy caro para haber estudiado tanto”.
Los residentes son el comodín hospitalario para tareas no estrictamente médicas. Más allá de su especialidad, se los asigna a laboratorios, tareas de extraccionismo, ‘camilleado’ de pacientes a quirófano, y trámites de insumos y medicación, entre tantos. Durante el momento más intenso de la pandemia, fueron quienes se encontraban hisopando en las carpas Covid, y quienes atendían en las unidades de atención febril y otras afectaciones a la salud.
Guardias
Las guardias tampoco están reconocidas salarialmente. A diferencia de los médicos de planta, quienes reciben las guardias como extra, no hay ninguna parte en el contrato de los residentes que indique el derecho a percibir sueldo por esas horas. Dice Aymará Agulló: “Aunque tu guardia sea de 12 horas, permanecés 24 en el hospital. Vas a las 8 de la mañana, hacés tu trabajo hasta que se termine -sea la hora que sea-, y después te quedás a cargo de sala de internación o sala externa hasta las 8 del día siguiente”.
Estas guardias pueden extenderse, ya que su duración depende de la cantidad de pacientes a cargo y la complejidad de sus casos.
Los concurrentes
La concurrencia médica existe en varias partes del país, pero CABA es el líder en puestos públicos. Desconociendo la realidad Fernán Quirós, ministro de Salud porteño, dijo que los concurrentes son “profesionales mal formados que no deberían atender pacientes”, siendo una esa una definición sostenida por la administración de la que forma parte.
Lucía Moavro, concurrente de psicología de quinto año, cuenta: “Rendí el mismo examen que se rinde para residencia, el cual es muy exigente. El año que lo hice, el examen era exclusivamente para ciudad de Buenos Aires: lo rendimos 700 personas para cubrir 40 cupos de residentes. Luego se adjudican los cupos a los 40 con mejor resultado en el examen. Yo salí número 46”.
De más está decir que esos 40 cupos no cubren la demanda de salud mental que tiene la ciudad. Y es ahí que nace el puesto de concurrente para cubrir al resto.
“Entonces no me quedó opción: o aceptaba uno de los 170 puestos de concurrencia o tenía que esperar otro año para dar nuevamente el examen y quedar dentro del puntaje de la cantidad de cupos que se asignaran ese año.”
La única forma de poder concursar a un puesto de planta en un hospital es a través del puntaje que otorga completar una residencia o concurrencia. Pero aun así, hay una trampa: no solo la concurrencia es un año más larga sino que otorga menos puntaje, con una diferencia clave para acceder al trabajo de planta.
Una vez adjudicada la concurrencia, se trabaja cuatro veces por semana en turnos de 4 horas, por los cuales no cobran dinero ni se encuentran cubiertos por ART.
Lucía: “Yo te hablo de salud mental porque somos la mayoría de los concurrentes. Pero la verdadera tragedia son los concurrentes de especialidades médicas: está el caso de concurrencia con régimen de residencia. No sé cómo hacen para llegar a fin de mes.”
La invisibilización también es interna. Los concurrentes estaban sectorizados y desconectados entre sí, y la autoconvocatoria y organización es algo relativamente nuevo. Comenzaron articulando reuniones y jornadas para conocer las condiciones de cada uno y poder trazar un mapa de la realidad del concurrente y unificar un reclamo en conjunto con residentes.
“Los residentes están peleando por cobrar más. Nosotros seguimos discutiendo qué podemos pedir: pasar concurrentes a residencia; percibir salario y ART -o almuerzo al menos-, que se iguale el puntaje de concurso a las residencias… Son muchas cosas. La idea es recomponer un poco el sistema de salud”.
Cuando se realizó un abrazo a jefatura de gobierno, hubo amedrentamiento por parte de la Policía Federal, que recibió órdenes de avanzar con sus escudos. La situación fue muy tensa y por poco no ocurre lo mismo que durantelas protestas de fin de año de 2019, donde hubo represión y heridos. Es el símbolo de una actitud hacia la gente de la salud a la que hace dos años se salía a aplaudir a los balcones.
Por lo pronto, residentes y concurrentes están de acuerdo que hay un desmantelamiento crónico. Cada vez hay más demanda y menos infraestructura.
Las condiciones laborales son cada vez peores y el maltrato institucional se acrecienta.
Las excusas son cada vez mas vergonzosas.
El reclamo sigue vivo. (Continuará).