Después de 20 cartas reclamando una audiencia, en el séptimo aniversario del 3J, Alberto Fernández recibió al grupo Familiares Sobrevivientes de Femicidios en la Casa Rosada. Las madres y padres de mujeres asesinadas por la violencia machista describieron cada caso y lo que tienen en común: la falta de justicia, la complicidad policial, la trama narco, la justicia patriarcal y la desidia estatal. Entregaron un petitorio con reclamos concretos, como el efectivo cumplimiento de la Ley Brisa, la dificultad para pagar peritos y abogados. Se fueron con la sensación de haber sido escuchados: «Lo que sigue es pasar a la acción». La carta completa, las familias que participaron y los carteles que lo decían todo: «No estamos para la foto».

Las llamadas llegaron anoche, 2 de junio, entre las 19 y 20 horas: desde la Presidencia de la Nación convocaban así a familiares de víctimas de femicidios a una reunión con el presidente, Alberto Fernández, en Casa Rosada, a las 11 de la mañana de hoy, 3J.

Para muchas familias ese apuro implicaba viajar cientos de kilómetros durante la noche para llegar a tiempo. Lo hicieron. Marta Montero, mamá de Lucía Pérez, y Blanca Ozan, mamá de Agustina Fredes; por ejemplo, llegaron en tren desde Mar del Plata. Gabriela Monzón y Gabriel López, mamá y hermano de Gisela López, pidieron al municipio que les facilite un auto para viajar durante la madrugada y llegar desde Entre Ríos. César Ezequiel Moscoso y Wanda Banegas, familiares de Katherine Moscoso, subieron a un micro desde Monte Hermoso. Quienes viven en la Ciudad o Provincia de Buenos Aires llegaron en colectivo, tren, subtes, pidiendo el día en sus trabajos. 

Valía ese esfuerzo especialmente para las Familias Sobrevivientes de Femicidios que, durante casi 2 años, venían pidiendo por carta 20 veces una audiencia al presidente. 

Llegó el día en el que fueron recibidos. 

Qué pasó

En el Salón de las Mujeres, en Casa Rosada, cada familia le contó al presidente lo que le pasó a su hija, no como un acto biográfico, sino como una forma de enlazar los relatos para construir la radiografía femicida que solamente durante lo que va de este año se cobró, según datos del Observatorio Lucía Pérez, 140 vidas.

El encuentro duró más de dos horas. 

“Nos escucharon y se hicieron cargo, que no es poco”, dijo a lavaca Marta Montero, mamá de Lucía Pérez, después de salir de la Casa Rosada. “Quedaron en trabajar, por ejemplo, en poner abogados para las familias. Se habló de la Ley Brisa. Expliqué lo que pasa con los femicidios territoriales, y el vínculo de los asesinatos con los narcos; sobre este tema se quedó en seguir trabajando”. 

Gabriela Monzón, mamá de Gisela López, agregó: “Estábamos todos con el mismo dolor. Y es importante que el presidente nos pueda escuchar; hace cuánto esperábamos eso”. Gisela fue asesinada en Entre Ríos. En su caso, al igual que otros de distintas provincias del país, el Presidente se comprometió a articular con los gobernadores locales para que los femicidios no queden en impunidad. A algunas familias incluso les dio su número de teléfono personal. César, tío de Katherine Moscoso, sumó: “Llevamos 7 años de impunidad, en un pueblo de 8000 personas, Monte Hermoso. Es todo política, estamos en plena lucha, y es importante que nos reciba, más lejos no podemos llegar”. 

De la reunión participaron: Marta Montero, mamá de Lucía Pérez; Mónica Ferreyra y Ricardo Fulles, padres de Araceli Fulles; Alfredo Barrera, papá de Carla Soggiu; Alberto Basaldúa y Susana Reyes, papá y mamá de Cecilia Basaldúa; Blanca Ozan, mamá de Agustina Fredes; César Ezequiel Moscoso y Wanda Banegas, familiares de Katherine Moscoso; Facundo Ortiz, papá de Luna Ortiz; Gabriela Monzón y Gabriel López, mamá y hermano de Gisela López; Flavia Pastori, hermana de Sandra Pastori; María Elena Aduriz, mamá de Ángeles Rawson; Beatriz Regal y Jorge Tadei, padres de Wanda Tadei; Analía Romero, mamá de Camila Flores; Luciana Orieta, familiar de Mariela Orieta; Néstor García y Andrea Lescano, familiares de Micaela García; y María Rosa Leonelli y Antonella Valdez, familiares de Cintia Cerrudo. Otras familias se sumaron luego, dado que por trabajo no podían asistir, como Yolanda, hermana de Luciana Sequeira. 

Por parte del gobierno estaban: el presidente, Alberto Fernández, la ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta; la portavoz de la Presidencia, Gabriela Cerruti; y la secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra.

“Cuando llegué al Gobierno creé un Ministerio, que antes no existía, y lo hice para visibilizar la dimensión del problema que llamamos patriarcado, y que en la realidad es una cultura en donde los hombres sentimos que estamos en una condición superior frente a la mujer. Eso es una vergüenza y no puede suceder más”, fueron algunas de las palabras del Presidente durante la reunión. 

Marta Montero le describe al Presidente cómo fue el femicidio de su hija: complicidad narco, impunidad judicial y la espera de un nuevo juicio por justicia.

Los gritos

Las familias llevaron las caras, sonrisas, y nombres de sus hijas en carteles, remeras, banderas y pecheras. También llevaron carteles que escritos a mano funcionaban como las urgencias que el Estado debe escuchar, atender, y resolver. Decían: 

  • “Estado presente”
  • “Infancias protegidas”
  • “Justicia justa”
  • “Ni una más”
  • “Queremos justicia, no solo una foto”
  • “Dónde está Tehuel?”

También llevaron un petitorio que sintetizaba 3 exigencias concretas: el cambio en la reglamentación de la Ley Brisa; que el Estado garantice desde el primer día la investigación judicial imparcial, justa y con perspectiva de género; y el acompañamiento integral a las familias víctimas de femicidios. ”Sumando nuestros dolores y experiencias focalizamos hoy nuestra exigencia en estos tres reclamos urgentes, necesarios y justos. Al concretarse el Estado argentino estará dando  un paso importante para que la letra de la ley se convierta en hechos”, escribieron. 

A continuación la carta entregada completa: 

Buenos Aires, 3 de junio de 2022

Señor Presidente la Nación

Doctor Alberto Fernández

En este doloroso y angustiante camino que emprendimos el día que asesinaron a nuestras hijas hemos tenido que luchar todos los días contra un Poder Judicial enceguecido por la corrupción de sus intereses, un Poder Legislativo que se acuerda del tema cada fecha fotografiable y un Poder Ejecutivo que habla más de lo que hace. Algunas familias llevamos años cargando esta cruz, así que la afirmación que realizamos se aplica a diferentes administraciones, incluso de signo político contrarios.

Todas han prometido mucho, todas han hecho poco.

Todas también han preferido tener como interlocutores a “expertxs” que no han soportado el cachetazo que significa que un Estado obligado por leyes y tratados a hacer algo, lo incumpla todos los días.

Así, la puerta de acceso a la justicia y a nuestros derechos que tenemos como familias es estrecha, arbitraria y prebendaria.

Así, no podemos seguir ni un día más.

Sumando nuestros dolores y experiencias focalizamos hoy nuestra exigencia en estos tres reclamos urgentes, necesarios y justos. Al concretarse el Estado argentino estará dando  un paso importante para que la letra de la ley se convierta en hechos.

Nuestras tres exigencias son las siguientes:

1) Exigimos el cambio en la reglamentación de la Ley Brisa:

El acceso al derecho que garantiza la Ley Brisa a las infancias huérfanas por femicidios se ve obstruido por la reglamentación que hizo el Poder Ejecutivo. Como consecuencia en el peor momento y cuando más apoyo necesitan, las familias deben hacerse cargo de sostener la vida de esas infancias sin apoyo alguno. El trámite actualmente no es administrativo sino judicial, lo cual requiere la participación de abogadxs. Los letrados oficiales están recargados y hacen más lento el proceso judicial.

En 2020 hubo 343 infancias huérfanas por femicidios y en los primeros 100 días del año 2021 ya suman 80,  según datos del Observatorio Lucía Pérez. Esas infancias no pueden esperar ni una día más.

Reglamentación actual:

A través del decreto 871/2018, el Poder Ejecutivo reglamentó la Ley 27.452, que creó el Régimen de Reparación Económica para hijos de víctimas de femicidio. El artículo 1 de la ley establece que el Régimen de Reparación Económica para las niñas, niños y adolescentes tiene lugar cuando:

a) Su progenitor y/o progenitor afín hayan sido procesados y/o condenados como autores, coautores, instigadores o cómplices del delito de homicidio de su progenitora. De acuerdo al decreto reglamentario, tanto el auto de procesamiento como la sentencia condenatoria deberán encontrarse firmes. Esto significa: sentencia confirmada por la Corte Suprema. Así redactado, todo el proceso requerido para acceder al subsidio demandaría una década.

b) Según la norma publicada el 1 de octubre de 2018 en el Boletín Oficial, el juez debe establecer y declarar que la causal es la violencia intrafamiliar o de género. Muchos tribunales caratulan la causa con otras formas jurídicas y parte de la lucha de las familias es lograr su cambio, lo cual demanda también varios años.

Reglamentación necesaria:

Exigimos un decreto del Poder Ejecutivo que establezca que desde el momento en que se produce el femicidio las infancias huérfanas tiene derecho a percibir un subsidio para garantizar su manutención. El Anses puede ordenar un informe que avale la validez del derecho a esta pensión. No relacionar el acceso a este derecho al trámite judicial, sino a un trámite administrativo garantiza el acceso al subisidio en el momento en que se lo necesita.

2) Exigimos que el Estado garantice el acceso  a la justicia y, desde el primer día, la investigación judicial imparcial, justa y con perspectiva de género.

En momentos donde las familias estamos aturdidas por el dolor y desorientadas sobre qué es correcto hacer es exactamente el momento en el que el Poder Judicial arruina las pruebas. En esas primeras horas se juega entonces la posibilidad de obtener un proceso justo. Desde el arribo a la escena del crimen (como en el caso de Nora Dalmasso, solo para apelar a un ejemplo que la mayoría recuerda) hasta la forma de tomar los primeros testimonios son siempre, como mínimo, inadecuadas y en muchos casos, tendenciosas. Así, se garantiza la impunidad. Esta mecánica es lamentablemente tan extendida que en los barrios de todo el país cada vez que se produce un femicidio espontáneamente vecinos y vecinas rodean la comisaría para evitar estas maniobras, y también para denunciarlas públicamente.

Estas prácticas mafiosas son, además, mucho más definitorias en los casos de femicidios territoriales, en los cuales el crimen no se produce a manos de un novio, ex pareja o pareja violenta, sino por quienes ya tienen garantizada una red de impunidad territorial que les permite cometer delitos. Son las nuevas formas de “zonas liberadas” y en esa trama tanto las policías como las fiscalías están implicadas, por acción u omisión. En ese contexto es imposible para las familias acceder a un proceso judicial justo, ya que los primeros en actuar y escribir la primera versión de los hechos son partes implicadas, que hicieron posible que ese crimen ocurra.

a) Exigimos la creación de un cuerpo nacional de fiscales y peritos oficiales que intervengan desde el primer momento en casos de femicidios territoriales.

b) Exigimos que en aquellos casos en los que la trama de corrupción incluyan a policías y justicia, los juicios orales se realicen fuera del ámbito jurisdiccional controlado por las redes que produjeron el delito.

b) Exigimos que tal cual obligan los tratados y leyes vigentes, el Estado argentino se haga cargo de los honorarios de abogadxs, peritos y costos de la causa judicial, incluido pasajes y estadias a la que nos obliga la organización vigente del Poder Judicial, que nos somete a viajar miles de kilómetros para garantizar el justo proceso en todas sus instancias.

c) Exigimos que las querellas legales respeten la voluntad de las familias y las representen ante el Poder Judicial sin alterar el enfoque legal que ellas pretenden, las mantengan debidamente informadas del proceso y las acompañen en todas las instancias necesarias hasta lograr el cierre del proceso, algo que hoy no está garantizado.

d) Exigimos que los procesados por femicidios no puedan cumplir sus excepciones carcelarias en las cercanías del hogar de las familias de las víctimas. Es responsabilidad del juez de garantías todo lo que suceda con la liberación de un procesado por femicidio y deberá responder por ello.

f) Exigimos que el Poder Ejecutivo nacional y provincial no facilite que los jueces eludan su responsabilidad otorgándoles el escape de una jubilación para evitar el jury.

g) Exigimos que se elimine la obligación de depositar una caución de 250 mil pesos como condición para que las familias pueden solicitar el jury a los jueces que intervienen en el crimen de sus hijas.

h) Exigimos que el Poder Ejecutivo garantice que la aplicación de la ley Micaela no sea para la foto, sino que implique una formación contínua, sostenida y con seguimiento, medición y rendición pública de cambios y logros.

h) Exigimos que el Poder Legislativo sancione leyes de prevención de femicidios, tales como:

1)  Establecer que es un delito la violación de la restricción perimetral

2) Crear centros de aislamiento y reeducación de varones violentos

3) Establecer porcentajes a los que están obligados los medios estatales y privados para destinar a la difusión de campañas de prevención de estas violencias.

4) Que en los establecimientos educativos cuyas alumnas sean víctimas de femicidios se decrete inmediatamente una jornada de reflexión sobre la violencia femicida de asistencia obligatoria para docentes, el alumnado y las autoridades de la intendencia y abierta a toda la comunidad.

3) Exigimos el acompañamiento integral a las familias víctimas de femicidios.

La normativa internacional de derechos humanos obliga al Estado argentino a reconocer la identidad de víctimas que tienen nuestras familias. Dicha identidad de víctimas nos convierte en los portadores de los derechos que les fueron asesinados a nuestras hijas y esos derechos están claramente establecidos por leyes y tratados. Exigimos que comiencen a cumplirse, se respeten y garanticen en forma integral.

Nuestras familias deben sumar al enorme peso que produce el dolor del asesinato de nuestras hijas el tremendo castigo emocional y económico que nos inflige el actual sistema de acceso a la justicia. Hemos perdido además de nuestras hijas, salud y empleos.

En las actuales circunstancias y tal cómo ha organizado el Estado para las causas de femicidios, el acceso a la justicia para estos crímenes es imposible porque es imposible afrontar este camino solos. Y el Estado debe estar desde el minuto uno, ya que no estuvo antes y porque es en las primeras horas donde se juega el destino de toda la causa judicial. Y es justamente ahí, cuando estamos aturdidos por el dolor, cuando el Poder Judicial desvía la investigación y cuando hasta los abogados sin ética se acercan para estafarnos.Luego tenemos que pelear años para anular los fallos y lograr un nuevo juicio, con una investigación ya estropeada. Algunas familias los logramos porque todos estos años hemos sido acompañados por la sociedad y gracias a ese apoyo seguimos en pie. Es hora de que el Estado también esté al lado nuestro  y presente.

Exigimos:

1) Pensión asistencial a las familias que deban afrontar un proceso de justicia por femicidio.

2) Decretos que garanticen que a aquellas familias que tengan empleo no pierdan su trabajo ni se le descuenten los días cuando deba asistir a compromisos derivado de su reclamo de justicia. Un ejemplo: actualmente las familias que trabajan en el ámbito estatal deben pedir licencia psiquiátrica para poder asistir al juicio oral donde se juzga el femicidio de sus hijas.