Como cada mes, el grupo Familiares Sobrevivientes de Femicidios se reunió en Plaza de Mayo para compartir las novedades y estrategias alrededor de las causas judiciales que debieran investigar los femicidios de sus hijas, entregar una carta al Presidente reclamándole una audiencia y acercr propuestas pare evitar los femicidios y su impunidad. La denuncia a Horacio Rodríguez Larreta por parte de la familia de Carla Soggiu. El juicio al perejil por la muerte de Cecilia Basaldúa. Y los sueños compartidos de ambas familias.

Hoy, feriado de Pascuas, Familiares Sobrevivientes de Femicidios volvieron a reunirse en Plaza de Mayo para entregarle una carta al Presidente. Es la número 19.

Alfredo la escribió a mano, sobre un banquito de la plaza; Susana y Daniel la trajeron preparada desde su casa.

Ambas describen la impunidad que caracteriza a cada caso y reclaman medidas urgentes para prevenir los femicidios. En ambas se le pide una audiencia al Presidente Alberto Fernández.

Cada ritual es un encuentro donde, antes de entregar este pedido, se comparten las novedades de cómo avanza cada caso porque en general las noticias las generan propias familias, moviéndose.

Caso testigo

El 15 de enero de 2019 Carla Soggiu pidió ayuda cinco veces a través del botón antipánico que la justicia le había dado porque días antes había sido torturada y violada por su ex pareja, Sergio Nicolás Fuentes, cuando escapó lo denunció en la Oficina de Violencia Doméstica. La lesión por la golpiza en el cráneo, según sus padres, derivó en una desestabilización y desorientación que derivó en su muerte. La causa no conecta esos dos hechos.

Cuatro días después un trabajador de limpieza encontró su cuerpo en el Riachuelo, a unas cuadras de su casa. Según la autopsia, Carla murió por “asfixia mecánica por sumersión”.

La familia asegura que no la encontraron porque el GPS del botón antipánico que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires le entregó, no funcionaba. 

Sergio Nicolás Fuentes fue condenado por la violación a seis años de prisión. La causa por el femicidio fue archivada: el fiscal César Troncoso consideró que no había delito alguno que investigar. Eso implica, entre muchas otras cosas, que los padres de Carla hayan quedado a cargo de sus hijos sin poder obtener la asistencia que brinda la Ley Brisa a familiares víctimas de femicidios.

Los hijos de Carla, que tenían 5 y 2 años, desde entonces están al cuidado de sus abuelos Roxana y Alfredo. 

Alfredo papá de Carla, llega a Plaza de Mayo cansado, después de trabajar. Lleva, como siempre, la foto de su hija colgando. Y trae una novedad: denunció al Jefe de Gobierno porteño Horacio Rodriguez Larreta, y a quien era vice, Diego Santilli, por abandono de persona seguida de muerte. En la denuncia Alfredo detalla que “a raíz de lo sucedido en el caso de mi hija que tomamos conocimiento de que se produjo un cambio de empresa tercerizada prestadora del servicio de botón antipánico, y durante veinte días ninguna de las personas asistida por el sistema tuvo cobertura de ubicación por GPS”. Esto significa que no funcionaba el sistema que debe proteger a cerca de tres mil mujeres en situación de riesgo, de manera simultánea. 

La denuncia es clara: “Fue abandonada a su suerte y murió. La mató el Gobierno de la Ciudad”, remata. 

En la misma se pide se cite a declarar a la empresa concesionaria del servicio del botón antipánico en aquel momento, Coradir SA, así como a los operarios que atendieron a Carla.

La no justicia

Susana y Daniel, mamá y papá de Cecilia Basaldúa, también llevan el reclamo colgado del cuello, con una foto en el centro del pecho, y hasta con un mensaje en el barbijo que tienen puesto: las palabras “verdad” y “justicia”.

El cuerpo de Cecilia fue encontrado a 5 kilómetros del centro de Capilla del Monte el 25 de abril de 2020, con signos de abuso sexual y estrangulamiento. Durante veinte días había sido buscada por las fuerzas de seguridad cordobesas, hasta que llegaron Susana y Daniel: el día posterior apareció el cuerpo. 

Ahora, a casi dos años, se preparan para marchar el 25 de este mes en la Ciudad de Buenos Aires, mientras otras marchas se harán de manera simultánea en la ciudad de Córdoba y en Capilla del Monte. Buscan visibilizar que el juicio que se inicia el 2 de mayo tiene como acusado a un perejil: Lucas Bustos, un joven de 24 años, llega acusado de abuso sexual con acceso carnal y homicidio doblemente calificado por violencia de género y criminis causa.

Tanto la querella como la defensa acuerdan con que no hay pruebas que indiquen que Lucas Bustos es el responsable del femicidio de Cecilia, por lo que el proceso va a ser una nueva tortura para la familia y no una instancia de justicia.  

Los sueños

“Anteanoche soñé con Carla. Nunca me había pasado”, dice de repente Alferdo, el papá, luego de compartir las novedades de la causa. “Yo la sueño seguido”, acota Susana Reyes, hablando de su hija Cecilia. “Yo también, pero no me acuerdo”, completa Daniel.

Sigue Alfredo: “Yo estaba en la cocina. Y ella pasa de la puerta para una habitación, como riéndose. Se quería esconder. Cuando la vi, dejé lo que estaba haciendo. Di tres zancadas hacia ella. Estaba hermosa. Así, blanquita, como era ella. Y no hablamos. Nos dimos un abrazo”. 

Alfredo hace un silencio, se le humedecen los ojos. Remata: “Después me desperté: una bronca”.

Otro silencio. Recoge el guante Susana: “También la soñé con el abrazo. Venía de una semana con dolor de espalda, fue a los meses que falleció ella. Y soñé que ella estaba en el comedor. Parada, que se iba. Estaba con un suetercito color beige largo que siempre usaba. ¿Cómo te vas a ir? Hace frío para bicicleta. No, en bici entro en calor. Y antes de irme me da un abrazo. Me desperté porque la perra ladraba, nunca ladra. Y dije: ella estuvo acá. Desde ahí que se me fue el dolor de espalda”.

Susana, Daniel y Alfredo sonríen con el remate. Y coinciden en que estos sueños son parte de los mensajes y las energías que sus hijas les mandan para seguir. Un seguir que implica muchas cosas pero que significa que, para que ellos y sus hijas puedan descansar en paz, necesitan justicia.

Las cartas

Cuando las familias enfilan hacia la Casa Rosada cartas en mano, comienzan los preparativos para que las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo den la vuelta de cada jueves.

Son dos cartas, escritas a mano. Y es la vez número 19 que hacen este mismo recorrido, para pedirle al presidente una audiencia. La primera vez que lo hicieron fue el primer día de gestión de Aberto Fernández, el 11 de diciembre de 2019. Desde entonces cada mes le piden ser recibidos, desde entonces no tienen respuesta. 

Alfredo escribió a mano: “le escribo esta carta con la renovada ilusión de que esta vez nos reciba”. Después agregó: “solo queremos contarle al presidente la problemática que enfrentamos los familiares de víctimas, el destrato que recibimos de la justicia y también del Estado. No entendemos porqué no quieren escucharnos, no tenemos ninguna enfermedad contagiosa, solo el corazón roto y la familia destruida”. Antes de despedirse, Alfredo se tomó el tiempo de felicitarlo a él y a su esposa, por la llegada de su hijo Francisco. 

Daniel y Susana también escribieron a mano. “Nos siguen matando con su indiferencia”, pusieron luego de explicar la cantidad de veces que pidieron audiencia, por eso le piden: “Por favor no mire para otro lado”.

Las cartas no podrán ser entregada porque, por el feriado, no hay nadie en la Casa Rosada.

Volverán el lunes.