A un mes del fallo que dejó a Higui en libertad, un festival en la Plaza Kenedy de San Martín volvió a reunir a cientos de personas para celebrar el triunfo de la absolución y la lucha colectiva. También, para mostrar el apoyo social que contuvo a Higui, según la convocatoria, se gestó para enfrentar una «avanzada cis-hetero represiva» contra las identidades disidentes y las mujeres, en tiempos en los que los discursos de odio se transforman en violencias concretas. Lo que aprendió, y lo que enseña, Higui: “Gracias por venir a festejar. Como digo siempre, lo que hicimos fue entre todes, desde el lugar donde jugaron fuimos todes un equipo. Ahora necesitamos mirar para adelante. Así ponemos las energías en otro lado también, ¿no?”. Un merendero y la contención a jóvenes, algunas de las propuestas a donde apuntarlas.
Por Delfina Pedelacq
La plaza queda a cuatro cuadras del Tribunal número 7 donde se desarrolló el juicio el 15, 16 y 17 de marzo. Son las tres de la tarde y sobre la cancha de básquet está instalado el escenario. Atrás colgada de un árbol a otro, una bandera blanca que grita: “Aparición con vida de Tehuel”. Con la camiseta del 10 de Boca, Higui y otras compañeras acomodan la consola y enchufan los micrófonos. Ella prepara el mate, lo pasa y cuenta: “Quiero hacer cosas para los chicos, un merendero, una radio en el barrio. Mi casa es un jardín de infantes y me llevo muy bien con los pibitos”.
Higui cuenta que quiere ayudar al barrio y a los pibes para que puedan vivir mejor. Recuerda, por citar un ejemplo, que cuando tenía ocho años el arroyo que pasa por su barrio «era de agua clarita y te podías meter, pero que ahora está todo tan contaminado que casi no se puede respirar», y agrega: “Los pibes ya no tienen ni eso”.
Higui relata que hace poco hubo un caso de gatillo fácil en su barrio y que le gustaría también ayudar a las y los jóvenes en que se cuiden y sepan manejarse. “Me acuerdo lo que fue estar encerrada y fue horrible y muy feo. Quiero que los pibes aprendan para no llegar ahí”, afirma.
“Antes vivía con mucha furia y ya no quería estar más así”, dice y aprieta los labios para dejar escapar unas lágrimas que se seca con la camiseta. “Ahora estoy feliz” asegura después, con una sonrisa en toda la cara.
El pasado 17 de marzo Higui fue absuelta tras tres días de juicio. La acusaban de homicidio simple por haberse defendido de un intento de violación en el barrio Mariló en Bella Vista en 2016, por el cual estuvo privada de la libertad nueve meses.
El festival busca también reivindicar la autodefensa colectiva a un mes de la absolución. En la grilla de artistas se encontraban, Kumbia queers, Las grasas trans, Urraka negra, Avenvuelo, Coagvla Uwugrind, Le popi y Tati Dume.
Sobre el pasto está la feria que armaron para el festival; también montaron un espacio de autocuidados y un sector de acopios de mercadería no perecedera para ayudar a Higui a armar el merendero en su casa. En las puntas de la cancha hay taller de autodefensa y boxeo. Son casi las 16 y las personas se van acercando al escenario. Después de la prueba de sonido, empieza a sonar «Gloria» de Laura Branigan, casi automáticamente quienes estaban sentadas se levantaron a bailar al centro de la cancha. Higui también, y mientras se acerca, le llega una pelota desde la otra punta, con dos jueguitos la devuelve a su partido y recibe los aplausos de los niños del otro lado de la cancha.
Antes de que sea el turno de Tati Dumé en el escenario, Higui se acerca al micrófono y dice: “Gracias por venir a festejar. Como digo siempre, lo que hicimos fue entre todes, desde el lugar donde jugaron fuimos todes un equipo”. También dice que necesitaba mirar para adelante: “Así ponemos las energías en otro lado también, ¿no?”.
Higui agradece otra vez y, sonriendo, amaga a cantar: “Tengo el corazón con agujeritos”. Después de la risa, quienes la escuchan contestan cantando: “Una lesbiana se defendió/ y con la lucha logramos la absolución”.
Higui se vuelve a secar la emoción con la camiseta de Boca, y remata diciendo: “Aprendí un montón. Ahora sé que cuando me muera, voy a morir despierta. Gracias por apoyarme en dejarme ser lo que quiero ser”.