Eva Analía de Jesús, conocida como Higui, fue absuelta esta tarde luego de la tercera jornada de audiencias en el Tribunal Oral en lo Criminal 7 de San Martín. La acusaban de homicidio simple por haberse defendido de un intento de violación en 2018 y la fiscalía había pedido diez años. Al salir, Higui agradeció a la misma fuerza social que la absolvió: “Vamos a sacar las pibas, vamos a sacar más chicas trans, más chicos gays de la cárcel. Vamos chicas con todo que nos necesitan. Basta de violencia”.
Por Delfina Pedelacq para lavaca
La calle explotó.
Abrazos, llantos, puños en alto, festejos, cantos, y desde esa marea que inundó la Ruta 8, en las puertas del Tribunal Oral en lo Criminal Nº7 de San Martín, bajó Higui, con la pelota bajo el brazo y la remera con sus mascotas, y así, exultante, tomó el micrófono y agradeció una, dos, mil veces: “La fuerza con que yo declaré, con la firmeza, porque te hacen dudar de tu verdad, eso fue gracias a toda la fuerza, el cariño, la sabiduría, la protección y el respeto que ustedes solamente tuvieron a mi persona”.
Es que cerca de las 15 horas y habiendo terminado de declarar los últimos testigos, el Tribunal compuesto por los jueces Germán Adolfo Saint Martin, Julián Descalzo y Gustavo Alfredo Varvello, resolvió que este jueves sería también la presentación de los alegatos de las partes. La reacción fue inmediata: en la calle, sobre la Ruta 8, la gente se iba juntando, la que acompañó desde el día cero, y la batucada empezaba a sonar mientras por la radio abierta se difundian las pautas de cuidado que incluían no entrar en provocaciones.
Los alegatos de la fiscalía duraron una hora y media. La fiscal pidió 10 años para Higui, que en 2018 fue atacada por un grupo de varones a trompadas y patadas mientras le decían: «Te vamos a hacer mujer». Higui, en ese momento, se defendió y uno de los agresores murió mientras ella era golpeada. Por ese hecho estuvo siete meses presa en el penal de Magdalena. Y después de lograr la excarcelación el pedido fue por la absolución.
Por eso, cuando la noticia de que después de los alegatos llegaría el veredicto, otra vez la reacción fue inmediata: en la calle un cerco de lesbianas entrelazadas de los brazos y con pechera amarilla cuidaban la movilización de vereda a vereda. El agite se concentró en un mismo lugar despejando la salida por la rampa de Tribunales y dejando espacio para cuando Higui saliera.
“Estamos esperando el veredicto”, fue la información que llegó del pasillo del décimo piso donde está la sala C. La incertidumbre de lo que estaba a punto de pasar se notaba en las caras. Finalmente, se escuchó lo que tanto se militó: “Absolución”. La noticia tardó en caer. Algunas se miraban para corroborar ese comentario que comenzaba a crecer.
Hasta que todo fue celebración.
Higui salió del Tribunal con su pelota y la remera con la foto de sus mascotas en la mano. Abrazó, saltó y sonrió con quien se acercara. Caminó hasta el micrófono y agradeció una, dos, mil veces, y aclaró: “Vamos a sacar las pibas, vamos a sacar más chicas trans, más chicos gays de la cárcel. Vamos chicas con todo que nos necesitan. ¿Dónde está Tehuel?”.
La calle, la marea, la siguió con el canto: dónde está Tehuel.
“Justicia para todas las pibas, para todas las pibas trans, los chicos trans que están injustamente, los chicos de barrio, para el gatillo fácil, que aparezcan los nietos”, dijo Higui, entre abrazos, llanto, puños en alto, festejos. “¡Basta! Basta de tanta violencia”.
Higui marcó un camino, esta fuerza social que ahora la abraza es la que absolvió.
La calle sentó jurisprudencia una vez más.