A seis días del anuncio de la recuperación de la identidad del nieto 131 en la historia de Abuelas de Plaza de Mayo, se conoció un nuevo y conmovedor caso. El anuncio, la historia del horror y la alegría por la aparición del hijo de Mercedes del Valle Morales, que tenía 21 años cuando fue desaparecida. La palabra de Juan mientras Abuelas sigue trabajando para la memoria, la verdad y la justicia. Por Francisco Pandolfi.
Hace apenas seis días, el jueves 22 de diciembre, Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, decía en la conferencia de prensa en la que se dio a conocer la restitución del nieto 131: “Esta es una muy buena noticia que nos despide el año como dándonos esperanza de los que faltan todavía”.
El comunicado de Abuelas con el que se invitaba a aquella conferencia de prensa avisaba, en un juego de palabras con la reciente obtención de la Copa del Mundo de fútbol: “Nos volvemos a ilusionar con un 2023 con más restituciones».
Sin embargo, no hubo despedida ni restitución que esperar hasta el año siguiente.
Miércoles 28 de diciembre. Otro comunicado de Abuelas llega por mail, por whatsapp, por toda red social y medio de comunicación y alumbra un poco más a un diciembre único, distinto a cualquier otro cierre de año. «Convocamos a una nueva conferencia de prensa para anunciar otra restitución de identidad, la 132». Otra vez la Casa por la Identidad, otra vez el Espacio Memoria y Derechos Humanos, otra vez la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA).
Y ahí está ella, radiante, con una estela de luminosidad en su rostro, en su sonrisa, en su pelo blanco en composé con su saquito gris, preparada para dar otra noticia tan real como mágica: «Nos volvemos a encontrar para dar a conocer la resolución de un nuevo caso, el 132. Esta mañana el juzgado federal Nº1 de Tucumán confirmó al nieto 132 que no es hijo de la familia que lo crio como propio en Tucumán, dueña de una finca en la que trabajaba su madre, Mercedes del Valle Morales, detenida desaparecida en 1976, en la misma provincia».
La genética de la búsqueda
A la derecha, además de Horacio Pietragalla, secretario de Derechos Humanos y también nieto restituido, está la hija de Estela, Claudia Carlotto, directora de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CoNaDI). Ella sentencia: «Cuando sus apropiadores murieron, sus hermanos le dijeron que quienes habían muerto no eran sus padres biológicos, para evitar que cobrara la herencia». Y agrega: “Se trata de una historia muy larga y difícil. No estaba contabilizado en Abuelas como un posible caso. Pero hoy Juan está más cerca de la verdad que ayer”.
Tras el fallecimiento de sus padres, sus hermanos de crianza le entregaron su DNI original y así fue que Juan, el nieto 132, inició la búsqueda de su identidad en 2004, junto al nodo Tucumán de la Red por el Derecho a la Identidad de Abuelas de Plaza de Mayo y la CoNaDI. Continúa Estela: «Luego de la investigación documental y gracias a los estudios de ADN en el Banco Nacional de Datos Genéticos, en 2008 se pudo constatar que Mercedes del Valle Morales, quien figuraba en su DNI como su madre, lo era. Mercedes fue secuestrada junto a parte de su familia, el 20 de mayo de 1976 en Monteros, Tucumán. Su hijo, con apenas 9 meses estaba el día del operativo, en el que también secuestraron a sus abuelos, Toribia Romero de Morales y José Ramón Morales. Cuatro días después secuestraron a sus tíos José Silvano Morales, Juan Ceferino Morales y Julio César Morales, todos se encuentran desaparecidos».
El silencio en la sala es total. Golpea la historia, la aberración, el recuerdo. Cambian los rostros de alegría que había hasta ese momento. Se escucha el terror, otra vez. Se escucha también que fue una tía abuela materna, Máxima Rita Romero de Morales, quien con el retorno de la democracia denunció ante la CoNaDeP la desaparición de toda su familia. Y el horror se va diluyendo cuando se oye que luego de conocer su filiación materna, Juan «dejó su perfil genético en el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), con la ilusión de algún día poder encontrar los restos de su madre». Y pudo. Entonces el horror desaparece del todo cuando se cuenta que el EAAF identificó los restos de su mamá, Mercedes, en el Cementerio Norte de Tucumán.
Y que Juan realizó una ceremonia para despedirse de su madre, desaparecida a los 21 años.
El rompecabezas
Hasta ahora, aún se desconoce la identidad de su papá. Y recién hoy se comprobó que fue víctima de apropiación. Cuenta Estela: “Para ello debía probarse si quien inscribió al niño como propio era verdaderamente su padre. Como el hombre ya había fallecido, la filiación sólo podía comprobarse o descartarse a través de una exhumación del cuerpo del alegado padre, que permitiría la comparación del perfil genético con la víctima. Esta investigación la llevó a cabo la Oficina Tucumán de la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad, a cargo de Pablo Camuña, y la Fiscalía N°1 de Tucumán. Ante la recepción del informe del Banco de Datos Genéticos, esta mañana el Juzgado Federal de Tucumán informó al joven que no es hijo de quien lo crio y confirmó que fue víctima de sustracción, ocultamiento y sustitución de identidad en el marco del terrorismo de Estado”.
El salón se llena de aplausos. De gritos felices.
Retoma la palabra la presidenta de Abuelas: “Hoy lo abrazamos como nuestro nieto 132, y como un rompecabezas que nunca se termina de completar, se inicia un nuevo camino para poder dar con su verdadero padre. La causa seguirá abierta para continuar con la investigación sobre el papá del nuevo nieto y esperamos que esta conferencia contribuya a que quienes tengan algún dato sobre Mercedes del Valle Morales y quien fuera su compañero, la acerquen a Abuelas, a la CoNaDI o al nodo de la Red por el Derecho a la Identidad de Tucumán”.
La aparición de Juan
Cuando parecía que la conferencia terminaba ahí, diciembre trajo otra sorpresa. Desde Tucumán, y por videollamada, apareció Juan, que nació en 1975 y fue apropiado en mayo de 1976 cuando tenía 9 meses. Una chomba azul, el pelo rapado a los costados y una sonrisa de oreja a oreja que iba aumentando a medida que escuchaba las muestras de amor que le llegaban desde la ex ESMA a través de la pantalla.
No importaron los problemas técnicos; que primero no se lo viera del todo, que luego no anduviese el sonido, ni que se le pudiera escuchar sólo un puñado de palabras. Dijo, emocionado: “Quiero transmitir mi agradecimiento a Abuelas de Plaza de Mayo y al EAAF, que me posibilitó reencontrarme con los restos de mi madre para darle digna sepultura”. Otra vez los aplausos, esta vez acompañados por cánticos para las Abuelas, Juan y su mamá, y la ilusión por encontrar a su padre.
El comunicado que hoy difundió la noticia informaba: “El 2022 finaliza así con la resolución de un nuevo caso que renueva las esperanzas de este camino de verdad, memoria, justicia e identidad. Esperamos que el 2023 nos reciba con muchos más encuentros”.
Sin embargo, al terminar la conferencia, Estela avisó: “Ojo, que recién es 28 de diciembre y el año no terminó”. Buen punto: con la lucha incansable de las Abuelas, nunca se sabe.