La campaña #BastaDeVenenos lanzó una serie de videos para concientizar sobre el impacto de los agrotóxicos en la salud de la población. La producción alcanza a artistas y referentes de la lucha social y ambiental. Una de ellas es la Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Nora Cortiñas, que a partir de un análisis de orina se enteró de que tenía glifosato en su organismo. No vive en el campo, ni cerca de plantaciones, sino en Castelar, en el conurbano bonaerense: la propuesta apunta a visibilizar que no hay afuera de la contaminación. Qué dicen la propia Nora Cortiñas y la bióloga Alicia Massarini, una de las impulsoras del proyecto.

“Tengo en mi organismo agrotóxicos”.

Pronuncia esas palabras Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo Línea-Fundadora, y causan un estremecimiento. El mismo que recorre el cuerpo al escuchar a familias y asambleas de todo el país que hace décadas denuncian que Argentina es el país con mayor tasa de aplicación del mundo de acuerdo a su población: 12 litros por habitante por año. Ni siquiera logran su objetivo: las llamadas “malezas” son cada vez más (porque todo el sistema está mal enfocado) y en estos años el uso de agrotóxicos creció en un 1.200 %.

Nora, junto a otras personalidades de la cultura, donaron una muestra de orina en el marco de la campaña #BastaDeVenenos: en el análisis le detectaron glifosato, y el dato es que no vive en el campo ni en contacto directo con las fumigaciones sino en Castelar, partido de Morón, oeste del conurbano bonaerense. “Cuando me enteré sentí una gran preocupación, porque pienso: ¿cómo tenemos que proceder? Viviendo en Castelar una piensa que tenemos un medio ambiente cuidado, pero resulta que los agrotóxicos envenenan todo”, dice a lavaca. “Yo no me puedo mudar. Y no hay zonas que no estén contaminadas. Si fumigan, estamos envenenados. Así el país se va deteriorando, porque el Estado no toma cartas en el asunto”.

La campaña está organizada por más de cincuenta organizaciones y está enfocada a difundir e instalar el tema en sectores más amplios de la población. Otra de las personas que dio positivo en la muestra de agrotóxicos en orina es la periodista Julia Mengolini. Su testimonio también aparece en el video, junto al actor Leonardo Sbaraglia, la actriz Laura Azcurra, la artista Susy Shock, el cocinero Francis Mallmann y la cantante Hilda Lizarazu, entre otres.

La difusión se está realizando principalmente por redes sociales y se complementará con afiches y actividades presenciales que se harán este viernes a las 19 en la Rural, frente a la rotonda de Santa Fe y Sarmiento, en el marco del Día Mundial de la Lucha Contra los Agrotóxicos”.

El salto

Alicia Massarini es doctora en Ciencias Biológicas (UBA), profesora de la Maestría en Política y Gestión de la Ciencia y la Tecnología (UBA), una de las impulsoras y guionista de la campaña. “La iniciativa es una colectiva de varias organizaciones territoriales, sociales, que están de alguna manera planteando hace tiempo el propósito de articular el esfuerzo y dar un salto de comprensión en la opinión pública”, explica a lavaca. “Por ese motivo, se convocó a personalidades famosas que puedan visibilizar el tema con testimonio y compromiso”.

Uno de los disparadores fue el documental Ciencia disruptiva, de la directora Valeria Tucci, sobre la vida y militancia del doctor Andrés Carrasco, expresidente del CONICET, y uno de los primeros expertos que demostró en el Laboratorio de Embriología Molecular de la Facultad de Medicina de la UBA parte de los efectos del glifosato para la vida humana. Carrasco murió en 2014, vilipendiado por los defensores del lobby transgénico, pero abrazado por asambleas, familias, movimientos sociales y un sector de la ciencia que no se somete al agronegocio. Massarini era su compañera: “La película tenía el propósito de estar acompañada por una campaña que la trascendiera, y que de alguna manera permitiera canalizar las voces de muchas personas que ya estaban planteando estas denuncias”.

Subraya como un logro que la campaña pudo “dar un salto de organización” ante las luchas que, entendían, estaban fragmentadas. “Es muy grave la situación y el contexto de pandemia también nos indica que la situación no da para más. El salto hacia un cambio de modelo productivo es indispensable y las voces de quienes están afectados ya son muchas. Hay que ponerle un freno al modelo que no para de expandirse, a pesar de los daños que están a la vista y el contexto de crisis ambiental y sanitaria sin precedentes”.

Lo no aceptable

El comienzo de la campaña ya despertó las primeras voces en contra por parte del sector ligado al agronegocio. “Era algo esperable que saltaran con sus argumentos y agresiones a desacreditar lo que estamos haciendo. No entramos en esa discusión, porque el objetivo de la campaña está tomando vuelo. El objetivo es concientizar”.

Los análisis de orina apuntaron a esa dirección. “El propósito es que la gente comprenda, más allá de que no esté en una zona rural directamente fumigada, que los daños nos alcanzan a todes, incluso los que vivimos en las ciudades. Mostramos que las personas que viven en ambientes urbanos también tienen los venenos en el cuerpo: dieron positivo en glifosato, AMPA (metabolito de glifosato) y otros herbicidas”.

Qué implican estos hallazgos: “Hay algo naturalizado, y es un problema: la idea de que podría haber un nivel de venenos admisible en el cuerpo. Y esto no es aceptable. Los alimentos no deben contener venenos, el cuerpo no tiene que tener estas sustancias: algunos enferman, otros puede que no, pero aumentan las probabilidades de enfermedades, agudas y crónicas”.

Lo crucial, para Massarini: “No hay salidas individuales. O trabajamos con empatía y sinergia o nadie va a estar a salvo, porque por más que comas orgánico o no bebas el agua contaminada, el agrotóxico llega en los alimentos procesados. Los venenos llegan igual. No hay manera de estar a salvo gastando dinero en alimentos orgánicos u otras cosas que son de privilegio. Hay opciones saludables, a precios populares, como lo que produce la UTT (Unión de Trabajadoras y Trabajadores de la Tierra), pero no alcanza”.

En esa sintonía cierra el comunicado de la campaña: “Es urgente que podamos dimensionar colectivamente la gravedad y la enorme magnitud de esta problemática y que se pueda instalar un amplio debate social sobre la imperiosa necesidad de reemplazar este modelo ecocida, poniendo en valor las prácticas agroecológicas, como un camino posible y necesario para producir alimentos sanos”.

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