Paula Martínez tenía 23 años y tres hijes menores de edad. El último domingo la encontraron muerta en su casa, en Florencio Varela. Había sido víctima de una violación grupal cinco años atrás y aún esperaba justicia. Su familia duda de las circunstancias en las que fue hallada más allá de que la policía deja trascender que la joven se quitó la vida, por lo que evalúan pedir que se investigue como femicidio. “Hubo muchas circunstancias en la escena del crimen que no son claras”, indicó a la prensa uno de sus abogados. La causa está actualmente caratulada como “Averiguación de causal de muerte” a cargo de Federico Pagliuca, de la Unidad Funcional de Instrucción y juicio Nro. 5. Esta historia cuenta todo lo que el Estado no hizo para que ella siguiese con vida. Una amiga íntima, Noelia, comparte con lavaca la carta que le escribió a Paula: «La justicia, policía, poder político, medios y una sociedad completa te abandonó». Y una frase que lo dice todo sobre la actitud del poder judicial: “Después de que la velaron llamaron para avisar la fecha”. del juicio por la violación grupal que Paula sufrió hace cinco años.
El 10 de diciembre del 2016, Paula fue a una fiesta de cumpleaños de una amiga. Fue ahí cuando la drogaron, la secuestraron, trasladaron contra su voluntad a otro domicilio y la violaron en grupo vecinos en Florencio Varela, provincia de Buenos Aires, donde ella vivía.
Algunos fueron identificados y están detenidos con prisión preventiva: Gustavo David Carbonel, Diego Gabriel Domínguez, Gonzalo Daniel Sandoval y Guillermo Adrián Chávez. Hay un quinto identificado que está prófugo, Mauro Nair Goncalvez, y por quien ahora el Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires otorga como recompensa entre dos y cuatro millones de pesos a quien pueda aportar información para encontrarlo.
Todo llega tarde.
Paula pudo reconocer solo a cinco hombres pero el día que fue atacada vio a más, y estimaba que fueron diez. “Ella siempre pensó en los otros 5 que no identificó, seguro son más poderosos que los que están adentro”, dice a lavaca Noelia Quiroga, amiga de Paula que arriesga un entramado de hipótesis que involucran a policías.
Pero además, desde la violación, Paula fue hostigada y amenazada sistemáticamente, primero por sus propios agresores, después por el círculo cercano a ellos. Noelia, que atiende el teléfono con días encima sin poder dormir, relata algunos de esos hechos: “Le sacaban fotos, ella se ponía un short y le sacaban fotos diciendo ‘ahí está la violada, mostrando el culo’”. Otro: “Cuando nació su hija la llamaron de un privado y le dijeron: qué linda nena, mirá que le puede pasar lo mismo que a vos”. Otro: “Ella iba a buscar a los nenes al colegio y le tiraron el auto encima, le sacaban la lengua de forma asquerosa”.
La lista es larga. No así la ayuda que recibió ante tal hostigamiento que ella denunció radicando más de 30 denuncias. En una entrevista televisiva la misma Paula había dicho: “Es inhumano vivir así y yo no entiendo cómo la Justicia sigue sin hacer nada”. Sandra, su mamá, graficó así la soledad en la que dejaron a su hija: “Estoy destrozada, me abandonaron todos. Ella se quedó sola y así terminó, pedí ayuda a todo el mundo porque ya no podía ayudarla, más que estar ahí con ella”.
El calvario
“La justicia no se apuraba, y a Paula nadie la asistía”, dice Noelia sobre la joven que estuvo con tratamientos psicológicos y psiquiátricos. “Siempre decían que iban a llamar pero no llamaban” explica, para dar cuenta de la respuesta que recibían de las áreas de Estado.
También declaró a la revista Cítrica: «Yo toqué un montón de puertas en el Estado, pero solo recibimos ayuda del Observatorio de Lucia Pérez y de la Fundación Micaela García. Paula nunca recibió contención ni justicia».
En el último tiempo estaban intentando que Paula volviera a cobrar una ayuda económica que había dejado de recibir y que le había permitido tener un ingreso mínimo cuando ella no podía salir a trabajar. “Ellas no podían salir de la casa porque tenían miedo de que las cagaran a palos, literalmente. Pasó de trabajar en una concesionaria a no tener para comer”
La lentitud del Poder Judicial la demuestran los tiempos de las decisiones: recién en abril de este año, el juez Diego Agüero resolvió elevar a juicio oral el caso por la violación en grupo aunque la medida había sido requerida por la fiscalía en 2019. Noelia da cuenta de lo que llega tarde: “Después de que la velaron llamaron para avisar la fecha”, dice en referencia al inicio del juicio estimado para el próximo marzo.
La causa está caratulada como “Abuso sexual con acceso carnal doblemente agravado con privación de libertad”, con injerencia de la UFI Nº 10 descentralizada de Florencio Varela.
Todo llega tarde.
Y Noelia se quiebra por no haberse podido despedir de su amiga, es por eso que decidió escribirle una carta que compartió con lavaca y que reproducimos de manera completa.
El domingo 26 de diciembre de 2021 recibí la peor noticia: Sandra me avisaba que ya no estabas más entre nosotros.
La noche anterior hablamos de la fundación que íbamos armar a pulmón. Estabas súper entusiasmada por ayudar, tenías mil ideas. También hablamos del caso de Luli, el cual vos deseabas acompañar. Soñábamos con nuestro Fundación «LA FUERZA DE PAULA MARTINEZ», dudaste del nombre porque sentías que no podías ser ejemplo de nada. Yo te miraba y pensaba: hermana que ovarios tenés, corazón estás quebrada y salís así a cara lavada a luchar por la que sea. Cortamos. Yo estaba feliz, toda esta nueva gente te estaba dando esperanzas, te sentías, al fin escuchada. Hicimos un pacto: seguir hasta el final, caiga quien caiga hasta que esto cambie no solo por tu causa sino por cada una que no estaba, por cada mujer del país, para prevenir, para educar.
Cuando tu madre me dijo Paula se ahorcó supe que al fin te habían asesinado.
Y no importa lo que digan los peritos, a vos vienen matándote desde 2016 cuando esos diez bestias se turnaban para violarte, iban matándote poco a poco. Después vino el otro calvario: vivir rodeada de gente que cría y defiende violadores, quienes no dejaron de hostigarte ni un segundo.
Pero vos ahí siempre para luchar. Aunque cierta parte del feminismo nunca te escuchó, cuando la justicia, policía, poder político, medios y una sociedad completa te abandonó. Ahí te mataron, vos no lo hiciste, lo hicieron ellos, y todos nosotros porque tal vez podríamos haber hecho más. Por eso mi angelito hermoso abrí tus hermosas alas y volá alto que arriba siempre tuviste que estar, por encima de tanta mierda, falsedad y mentiras
Nosotros nos quedaremos acá. Pensando en tu lucha cuando flaqueamos. Porque si vos pudiste nosotros también. Te amé, te amo y te amaré eternamente
Perdón por tan poco.
Noelia Quiroga
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